Pieza de estilo colonial, que representa una Virgen, a la que se ha despojado de sus vestiduras, quedando únicamente el esqueleto, en madera policromada. El desgaste y los rasguños en la pieza no solo hablan de su antigüedad, sino que también le añaden carácter y autenticidad.
Nos fascina cómo, a través de cada marca e imperfección, se narra una historia de fe y devoción y como el estilo recuerda a las esculturas coloniales del siglo XVI.
Dale la importancia que tiene luciéndolo sobre un espacio sobrio y bien iluminado, ya sea sobre una mesa o sobre una peana.